Ideología de buffet

Cómo los nuevos discursos extremistas han acabado aunando ideas radicales de ambos extremos ideológicos.

En un buffet libre, cuando hay tanta comida sobre la mesa, vas cogiendo lo que te gusta y poniéndolo en tu plato, creando una mezcla extraña y diversa, casando alimentos que, aparentemente, pueden no combinar bien.

Internet es un buffet libre, pero de ideas. Y eso ha acabado llevándonos a un aumento de la radicalización y del extremismo. Tanto, que el director del FBI, Christopher Wray, utilizó el término “ideología del buffet libre” para referirse al concepto de «polinización cruzada«. Este término, que viene prestado del proceso por el que el polen se transfiere entre flores para la fertilización de éstas, hace referencia en su versión ideológica a la interconexiones entre ideas extremistas de grupos que se sitúan en espectros políticos, en apariencia, contrarios.

Internet ayudando a la radicalización de ideas.

Cuando Internet era una tecnología incipiente, en los años 90, las ideas extremistas tenían su casa en los foros que abundaban en la Internet de la época. Allí, un creador de contenidos hacía de difusor de ideas, y los receptores en sus casas consumían ese contenido. Eran comunidades online de una vía. Esto fue ampliamente utilizado por los neonazis que vieron en estos foros públicos una oportunidad sin igual para dar amplia difusión a sus ideas.

Pero la llegada del siglo XXI trajo la cimentación del mundo digital en la sociedad, y con ello, una visión más activa y participativa en el entorno digital. La primera década convirtió esa forma de comunicación de una vía, del creador de contenidos al consumidor de los mismos, a abrirse a las dos vías. El consumidor era también creador. Internet se lo ponía fácil, y la publicación era tan sencilla como hablar.

La siguiente década llevaría a las redes sociales, nacidas al comienzo del siglo, a su paulatina reconversión en redes de difusión. Lo que comenzó como una herramienta para contactar con amigos o hacer nuevos contactos, se acabó convirtiendo en lo que es hoy día, herramientas para publicar contenidos y difundirlos ampliamente con extrema facilidad.

Del espectador pasivo al creador activo.

Hoy día los usuarios de estas redes no son consumidores pasivos, sino que también generan contenidos, mezclando todo lo que les llega, haciendo un cóctel que se ajusta a lo que quieren creer en cada momento, sin reflexionar mucho sobre nada en particular.

Se ha pasado del sistema de lectura y afiliación de finales de siglo XX, vertical, al sistema actual, donde las jerarquías han desaparecido en los movimientos extremistas, dando lugar a un sistema horizontal.

Como todo el mundo consume y aporta a la vez, no hay una figura que aúne un discurso, por lo que hay miles de ellos, entremezclados y disonantes. De esta manera, cada influencer puede crear a su antojo una ideología que publicitar, sin necesidad de tener detrás a un grupo específico que le nutra de ideas.

Los nuevos extremistas van escogiendo ideas que antes asociábamos a la extrema derecha o izquierda, creando nuevos discursos que aúnan ideas radicales de ambos extremos. Sólo hace falta un punto convergente para asimilar como propio un discurso tradicional del espectro político contrario.

El germen: la oposición a las ideologías dominantes.

Pero, ¿cómo se llega a este punto? ¿Cómo se empieza a seleccionar y asimilar ideas que provienen de ideologías completamente contrarias?

Estos individuos parten de una visión de sí mismos de resistencia. Ven las ideas que tienen un apoyo mayoritario, como los derechos de las minorías, el sistema democrático o la supervisión de la economía por parte de los gobiernos, como algo a lo que combatir, contra lo que revelarse. Estos individuos buscan desafiar la base de esta ideología mayoritaria. Que sus ideas de partida sean de la extrema derecha o izquierda da igual, lo que impera es la necesidad de manifestarse contra la ideología reinante.

Si, por ejemplo, la sociedad ha evolucionado desde la marginación a las mujeres en muchas áreas, a la crítica actual hacia aquellos que la mantienen hoy día, y ese es el pensamiento mayoritario en la sociedad actual, revelarse supone criticar precisamente que exista, o haya existido, esa marginación. Es por esto que si algo une a estos grupos de extremistas, de izquierda o derecha, es la creencia en todo tipo de teorías de conspiración, el estar en contra de los derechos LGBT o su antisemitismo.

Ejemplos de adquisición de ideas del espectro político contrario como propias:

  • El líder de izquierda brasileño Lula da Silva compara la guerra de Gaza con el Holocausto judío. Esto lleva a que grupos de extrema derecha nazis muestren su apoyo al político a través de montajes en redes con Lula caracterizado como Hitler.
  • Cuando Hamás ataca Israel el 7 de octubre grupos de extrema derecha, contrarios al Islam y antisemitas, apoyan la acción porque lo ven como una forma de fomentar la limpieza étnica.
  • Grupos neonazis incorporan elementos islámicos a su identidad y apoyan los ataques terroristas ocurridos en Occidente.
  • Nova Resistência es un grupo fascista que mezcla en su discurso ideas de la izquierda, como la cooperación entre países en desarrollo, haciendo que su ideología sea difundida incluso en los medios de comunicación alternativos de izquierda.
  • El típico discurso de la izquierda anticapitalista de devolver el poder al pueblo, porque cree que este recae en las grandes corporaciones, es usado también por la derecha, pero ésta, que se caracteriza por su apoyo a un sistema económico liberal, acusa a estos mismos conglomerados económicos, como las farmacéuticas, de estar controladas por una elite corrupta.

La idea detrás de apoyar determinadas acciones o discursos de personajes que ideológicamente están en el espectro político contrario, es la de llegar a más público.

Las redes les permiten a los grupos extremistas alcanzar fácilmente un público que no está conectado directamente con su línea de pensamiento. Al apoyar ideas aparentemente contrarias a su ideología buscan capturar la atención de nuevos potenciales seguidores. Estos «puntos convergentes» de pensamiento son puntos de unión que sirven de puerta de entrada a los grupos extremistas.

La proliferación de ideas extremistas responde también a la facilidad con la que estos discursos pueden incorporarse a la conversación en redes no supervisadas como Twitter o Telegram. Gracias al cóctel de ideas que escogen, se facilita que los potenciales nuevos seguidores puedan llegar a una de estas conversaciones casi sin darse cuenta.

Los usuarios de redes molestos por alguna razón, legítima o no, eligen partes de diferentes ideologías para crear un conjunto que responda a creencias y quejas personales.

El difícil trabajo de vigilar a estos grupos extremistas.

Esta ideología de buffet ha creado frankensteins como neonazis que propagan ideas del nacionalsocialismo pero que se identifican como gente de izquierda. Esto lleva a que el trabajo de aquellos que tienen que vigilar a los grupos extremistas sea cada vez más difícil.

Christopher Wray, el director del FBI al que citábamos al principio y que trabaja en la lucha contra el terrorismo, advierte del desafío que supone tratar de encajar los discursos actuales en categorías estancas: «Una de las cosas que vemos cada vez más, es que la gente hace mezclas confusas, tiene una variedad de ideologías diferentes».

Foto de portada de Alessandro Bellone
Nota: en este artículo hemos evitado intencionadamente incluir enlaces a los discursos de odio o extremismo que ilustrasen las opiniones mostradas en el mismo, con el objeto de evitar aumentar la difusión de los mismos.