Disney crea una serie de cortos para fomentar una industria más inclusiva

En The Little Prince(ss) un niño de 7 años al que le gusta el ballet se hace amigo de otro compañero chino del colegio, pero el padre de este desconfía de esa amistad por el comportamiento femenino del niño.

Disney Launchpad es el programa incubador de cortos de la multinacional americana del entretenimiento. Su motivación declarada es la de «construir una industria del entretenimiento más inclusiva». Jóvenes directores tienen la posibilidad, en esta incubadora de proyectos audiovisuales, de hacerse ver y valer.

Moxie Peng es un escritor y director de Hunan, China, y es uno de los creadores de las 6 piezas que conforman la primera temporada de Launchpad, que se emite en Disney+. Peng se declara como cineasta queer no binario, y los temas que retrata suelen ser la clase trabajadora, las minorías étnicas inmigrantes y la comunidad queer, abordando las relaciones entre ellos. Empezó a filmar en Pekín y ahora vive entre Nueva York y Los Ángeles.

The Little Prince(ss) es la obra que aporta Moxie a esta serie de cortos. Una dulce, dramática y realista historia sobre la amistad entre dos niños pequeños, de procedencia china. Peng ha volcado en este corto su propia historia personal. Una experiencia vital que le haría ver el amor y respeto que le demostraría su padre al encararse con un vecino por él.

La obra de 19 minutos de Moxie, aborda uno de los elementos más importantes del movimiento queer desde su fundación. La visibilidad. Cuando uno ve el corto sólo puede sentir cierto nivel de frustración ante el discurso sobre la «normalidad» que hace el vecino del protagonista.

La normalidad, lo estándar, ha sido siempre el caballo de batalla del movimiento gay. Desde los años 50 del siglo pasado, el movimiento intentaba hacerse un hueco en la agenda social, pero siempre se les apartaba esgrimiendo que sus actos eran anormales, no era normal ser gay. Y lo que no era normal, no podía tener su espacio en la sociedad. De ahí surgiría el movimiento del Orgullo, a raíz de los incidentes de Stonewall, donde se plantaba cara a esa normalidad con la diversidad.

El discurso cambiaria, se pasaría del «somos normales» a «acepta la diversidad«. No soy yo el que debe «convertirse» a lo estándar, eres tú el que deber aceptar la diversidad. Colores, banderas, desfiles, manifestaciones y fiestas en espacios abiertos. De esconderse, a deslumbrar. Todo, con un objetivo en la mente: hacer más fácil a las nuevas generaciones poder ser ellos mismos.

Ese objetivo de autoconciencia y respeto a uno mismo, es lo que nos ha llevado al momento actual, donde, con sus claroscuros, los jóvenes pueden vivir en mayor libertad emocional. Y donde, con cierto aire de pitorreo, algunos ven como el movimiento queer no para de crecer en siglas. Siglas que demuestran como la diversidad sigue, no creciendo, porque siempre ha estado ahí, sino haciéndose más visible.

La historia de Moxie Peng no es una crítica al vecino molesto porque un niño de 7 años actúa libremente de manera femenina. La historia, como nos cuenta el director en el «making-off» es un alegato a favor de dejar que los niños sean libres de ser quienes quieran ser.

Quería hacer hincapié en cómo nos han impuesto nuestros valores. Ese vecino que nos humilló a mí y a mi familia era víctima de su propia estrechez de miras. No era de esos que odian a todo el mundo. Era víctima de los traumas generacionales que había arrastrado. Lo más bonito de los niños es que ellos no tienen ese filtro. Dejan que cada uno se muestre como es mucho mejor que los adultos. Como no tienen ese prejuicio, se apoyan los unos a los otros.

También es un mensaje, no solo para los Gabriel que necesitan apoyo, también para los Rob. Que sepan que no pasa nada si un amigo les cae bien por ser como es.

Moxie Peng

El corto The Little Prince(ss) de Moxie Peng se puede disfrutar a través del servicio de streaming Disney+ dentro de la serie Disney Launchpad.