A la sequía se le une el aumento de gasto de agua potable por parte de las gigantes tecnológicas para hacer funcionar sus IAs

Google consumió en 2022 el agua equivalente a 37 campos de golf, un 20% más que el año anterior.

Ya lo decíamos en otro artículo anterior, que la Inteligencia Artificial, más allá de los riesgos éticos que trae consigo, supone un coste medioambiental alto debido a que, para su funcionamiento, requiere el uso de grandes servidores que, por una parte, consumen mucha energía, y por otra, deben ser refrigerados por sistemas de agua para evitar su sobresalientemente.

Y una vez que Google ha hecho público su informe medioambiental del 2023, lo que se temía se ha terminado confirmando: El consumo de agua de la empresa ha aumentado un 20% más que el año anterior.

Con un consumo total equivalente a 37 campos de golf, 21.200 millones de litros de agua, mayormente potable, en 2022, 19.684 millones de litros fueron a parar a los centros de datos de la empresa.

Los grandes centros de datos necesitan grandes cantidades de agua para mantenerse refrigerados. Y las empresas tecnológicas están sumidas en una loca carrera para construir nuevos centros de datos motivados por la IA, lo que hace previsible que sigan aumentando la cantidad de agua que consumen.

Google es consciente de la inviabilidad ambiental (y social) de este consumo desmedido, por eso lo dulcifica con un compromiso para reponer agua para compensar su consumo. Pero, como dice Shaolei Ren, profesor asociado de ingeniería eléctrica e informática de la Universidad de California en Riverside: «Sólo hace que su contabilidad del agua parezca más bonita, pero el agua se sigue consumiendo«.

Dentro de esa política de dulcificación del gasto, Google dice que se ha fijado 2030 como fecha límite para reponer el 120% del agua dulce que consume en sus oficinas y centros de datos. La realidad es que, por ahora solo repone el 6%. Y recordemos, es reposición. El consumo sigue existiendo.

La mayor parte del agua que consume Google en estos momentos es potable.

Para la guinda al pastel, Google afirma que el 82% de sus extracciones de agua dulce en 2022 vinieron de regiones con bajo estrés hídrico. Pero esto quiere decir, que el 18% restante, viene de cuencas hidrográficas que ya sufren escasez de agua.

Esto es lo que ha acabado ocurriendo en EEUU, en Arizona, donde su centro de datos en Mesa, que tenia un compromiso por el que podría usar unos 15 millones de agua al día, se ha acabado enfrentado a una escasez de agua que podría frenar este acuerdo y que ha motivado que Google admita que utilizará en su lugar «tecnología de refrigeración por aire».

Estos datos son los que ha hecho públicos Google, no sabemos los datos de Azure por parte de Microsoft ni de Meta, aunque de esta última sí sabemos que utilizó más de 2,6 millones de metros cúbicos (más de 2.638 millones de litros) de agua en 2022, sobre todo para sus centros de datos. Además, sabemos que su nuevo modelo lingüístico, Llama 2, ha necesitado el doble de agua que el Llama 1, así que está claro que el gasto no va a parar de incrementarse de manera exponencial.

Y esto sin contar con la crisis climática.

Imagen original de Oleksandr Sushko editada con la tecnología de IA generativa de Adobe en Photoshop