Las amistades peligrosas de Alemania

Alemania tiene los pies en el barro. Y ese lodazal donde está encallado se llama Rusia y China, las dos potencias de las que depende la cuarta mayor economía del mundo.

Ante una encrucijada.

A eso se enfrentaba Alemania ante la guerra iniciada por Rusia contra Ucrania. Una encrucijada que era el resultado de una dependencia casi enfermiza, y nunca antes puesta en entredicho, del motor económico de Europa hacia una nación con un presidente acusado de continuos abusos de poder, corrupción e inestabilidad. Nada de eso alentó a los distintos cancilleres alemanes a pensar en un plan alternativo que evitara la dependencia energética hacia Rusia, que se iniciaría en 1959.

Alemania convirtió a Rusia en un gigante proveedor energético.

De hecho, la potencia energética que es hoy día Rusia se lo debe en gran medida a Alemania. Cuando gerentes de grandes industrias alemanas como Hoesch, Mannesmann y Thyssen vieron que, para explotar los grandes yacimientos de petróleo y gas descubiertos en la, entonces, U.R.S.S. se necesitaría la infraestructura necesaria para transportarlos, y se pusieron manos a la obra para proporcionar a la Unión Soviética los tubos necesarios para canalizar esas reservas.

Ni tras 1968, cuando el mundo quedó impactado por la invasión rusa tras la Primavera de Praga, y los tanques soviéticos entraron en la capital de la antigua República Socialista de Checoslovaquia, muriendo entre 82 y 137 personas, los alemanes se echaron para atrás. Todo lo contrario: Se llegarían a nuevos acuerdos que buscaban suministros de energía baratos a través de los nuevos oleoductos, mientras Moscú se enriquecía.

La dependecia aumentaría en las decadas siguientes.

En los 70 se firmarían nuevos acuerdos que aumentaban la dependencia. La industria alemana facilitaba los tubos, los bancos alemanes los prestamos para las obras de las canalizaciones y Rusia el gas. Entonces la dependencia era del 5% y se quería aumentar para evitar la dependencia hacia la OPEP.

La siguiente década, los 80, las importaciones de gas de la Unión Soviética se multiplicaría en un tercio. Ya entonces, Ronald Reagan advertiría de que el gas ruso podría chantajear a Europa.

A partir de 1990 la mitad del gas que importaba Alemania procedía de Rusia.

Y en los 90 se alcanzaría una dependencia del 50%. Pero esto no hizo saltar las alarmas. En 2005, Schröder aprobaría la construcción de un nuevo oleoducto por 5.700 millones de euros que construirían las alemanas BASF y E.ON y la rusa Gazprom, el Nord Stream 1. No contentos con este, se plantea la construcción del Nord Stream 2, que se completaría en septiembre de 2021, con el objetivo de proporcionar una capacidad anual total de 55 mil millones de m³ de gas.

Y después llegaría la invasión a Ucrania, y la desesperación de Alemania por la dependencia hacia un país al que ahora debía vetar.

La dependencia de Alemania hacia China es igual de preocupante.

Pero la avaricia de los dirigentes alemanes, y su incapacidad para ser proactivos (actitud de constante iniciativa para adelantarse a los acontecimientos, en lugar de limitarse a reaccionar ante ellos, y a una gestión previsiva y anticipativa) no se limitaría a Rusia.

Si con Rusia no sabía muy bien cómo colocarse ante la invasión, con China le pasa lo mismo ante la actual tensión por Taiwán. Y es que si condena la agresividad de China, se arriesga a molestar a uno de sus mayores socios comerciales. Y ya hemos hablado anteriormente de cómo se las gasta China cuando un país hace algo que le molesta.

Y es que, datos de 2020, China supone el 8% de las exportaciones y el 11,4% de las importaciones, siendo así el mayor proveedor de Alemania y, según el portal “deutschland.de”:

«En 2020, la República Popular China fue el socio comercial más importante de Alemania, con mercancías por valor de 212.700 millones de euros«

deutschland.de es un servicio de Fazit Communication GmbH en cooperación con el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores de Alemania,

Una mala relación con China, como un bloqueo comercial, podría suponer pérdidas estimadas de ocho mil millones de dólares para el sector automovilístico y cinco mil millones para el sector de la ingeniería mecánica.

El Instituto de Investigación Económica IFO de Múnich aconseja ir buscando ya alternativas. Pero no es tan «fácil» en este caso como con Rusia. Alemania importa muchas de las materias primas que necesita para su desarrollo desde la República Popular. 19, de las 30 materias primas que la UE califica como «críticas» para su industria proceden principalmente de China, que tiene el monopolio del magnesio (93%), tierras raras (98%) y bismuto (93%). Y en el camino hacia la electrificación por baterias estos materiales son extremadamente necesarios, así como para las turbinas eólicas, los chips, los paneles solares o los vehículos eléctricos.

Además, la República Popular de China ya ha manifestado su objetivo de convertirse en el líder del mercado tecnológico, en lugar de un mero exportador de materias primas. Para ello, Pekín planea restringir las exportaciones de recursos y se va a concentrar en satisfacer su demanda interna. Alemania lo sabe y por eso busca desde 2010 proveedores alternativos, como Brasil. Pero la dependencia sigue siendo brutal.

China no las tiene todas con ella para ganar, aún.

El país asiatico también depende de la las importaciones europeas, como productos agrícolas, forestales o metales procesados, donde, en este caso, la balanza está a favor de Europa. Así, que Europa y EE.UU. están aprovechando para trazar planes que reduzcan la dependencia hacia China. Y es que para Estados Unidos China es el tercer mayor proveedor, tan solo por detrás de Canadá y México. Del que recibe principalmente maquinaria, electrodomésticos, muebles y juguetes. En 2020, Estados Unidos exportó $122MM a China, mientras que China exportó $438MM a Estados Unidos.

Por su parte, alemania tiene un deficit comercial con China creciente. Según el último informe de la OEC:

«En Junio 2022 China exportó $10,6MM e importó $9,37MM desde Alemania, resultando en un balance comercial negativo de $1,2MM para Alemania. Entre Junio 2021 y Junio 2022 las exportaciones de China sufrieron un incremento por $1,1MM (11,6%) desde $9,46MM hacia $10,6MM, mientras que las importaciones sufrieron un decrecimiento por $-1,26MM (-11,9%) desde $10,6MM hacia $9,37MM.»

Observatorio de Complejidad Económica (OEC)

Y es que un país con dos directrices de gobierno es una bomba de relojería. Al tejer una estructura comercial sin mirar a quién te unes, sólo centrándote en los réditos económicos que te proporciona, es inevitable que en algún momento te choques con esa otra directriz que rige tu país ante tus ciudadanos/votantes: la responsabilidad ecológica, social y democrática. Si tus mayores socios comerciales son países donde las actitudes democráticas de sus dirigenentes son casi inexistentes, sólo estás retrasando lo inevitable, problemas futuros.

Imagen de portada de The Court Theatre, Christchurch: Les Liaisons Dangereuses, 2019.