Sobre el fuego nace el nuevo Centro de Investigación de la Comisión Europea en Sevilla

Ursula von der Leyen pone como ejemplo la invasión rusa de Ucrania y el alto coste energético para acelerar la creación de edificios y políticas verdes, como la nueva sede del JRC que se construirá en Sevilla.

Ya han pasado 30 años desde la inauguración de Expo92 en Sevilla y aún la parcela del malogrado Pabellón de los Descubrimientos de la exposición universal sigue vacío.

Este pabellón, eje central del evento, fue arrasado por las llamas el 18 de febrero de 1992, a sólo dos meses de la inauguración de la Expo92.

Se decidió no solucionar el problema en su día y convertirlo en una obra artística sobre el eje del primer descubrimiento de la humanidad: el fuego. Con una Expo que fue un éxito de participación y número de pabellones, el de los Descubrimientos no se echó en falta.

El cine Omnimax (cine IMAX esférico) se salvó de las garras del fuego y estuvo operando tanto durante la exposición universal sevillana como después, hasta que el pabellón fue demolido completamente.

Hoy, en parte del espacio que ocupó ese pabellón, y de lo que era uno de los accesos al recinto de la Expo92, se levanta una torre, la más alta de Sevilla, y un centro comercial al aire libre.

Una nueva sede para el Joint Research Centre europeo será quien ocupe este espacio.

El nuevo edificio del Joint Research Centre (JRC-Seville), Centro Europeo de Investigación en Sevilla, ocupará esta parcela finalmente. Se trata de un edificio sostenible e innovador diseñado por el estudio danés Bjarke Ingels.

La propuesta ganadora del concurso internacional de arquitectura se basa en una estructura, similar a un pirámide, formada por una cúpula de hojas fotovoltaicas cuadradas apoyadas sobre columnas que da sombra a una plaza, un jardín y también al edificio, que se ubicará en diagonal.

He buscado que el rendimiento sostenible del edificio lleve una estética arquitectónica que no solo haga que el edificio funcione mejor, sino que también lo haga más habitable y más hermoso: un nuevo ambiente andaluz.

Bjarke Ingels, arquitecto

Con buen criterio, el estudio de arquitectura ha dado prioridad a los materiales de origen local, como la piedra caliza, la madera y la cerámica. El jardín contará con vegetación local y agua recogida de la lluvia, con el fin de crear un microclima cómodo, algo similar a lo que ya se pensó para el jardín en terraza que forma la cubierta del centro comercial Torre Sevilla, próximo a este futuro edificio.

En su interior, contará con un centro de conferencias y espacios sociales en la planta baja, mientras que las oficinas y las unidades de investigación ocupan las plantas superiores. Los lugares de trabajo colaborativos dan a la plaza, mientras los espacios de trabajo individuales al jardín.

La propuesta prioriza la autosuficiencia energética y los principios de la Nueva Bauhaus Europea: diseño, creatividad, sostenibilidad, inclusión social, belleza, arte/cultura, ciencia y tecnología. Algo que señaló especialmente la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en el acto de presentación del edificio.

El edificio supone la primera construcción basada en la Nueva Bauhaus Europea.

La presidenta destacó que “Sevilla muestra el camino, y junto con cientos de ciudades europeas, lidera la transición hacia un modo de vida más ecológico, resiliente e inclusivo. Porque el brutal ataque ruso a Ucrania, y el precio insostenible de la energía, evidencia que tenemos que acelerar el Pacto Verde Europeo.” Asimismo, ha señalado que “este es nuestro primer edificio inspirado por completo en los principios de la Nueva Bauhaus Europea. Y muestra por primera vez, la imagen y el sentimiento del Pacto Verde Europeo”.

El futuro edificio se convertirá en la sede permanente del Centro Común de Investigación.

Este centro se instaló en Sevilla en 1994 y, a día de hoy, desde el edificio WTC de la Cartuja en la capital andaluza se desarrollan estudios fundamentales para el funcionamiento e implantación de las principales políticas europeas, como el camino a la sostenibilidad, la economía digital, la independencia energética y la recuperación económica tras las crisis que están surgiendo, como la invasión de Ucrania o la pandemia. En el JRC (Joint Research Centre) actualmente trabajan cerca de 400 personas de toda Europa.