No, no debes usar la IA para crear textos en tu trabajo

Para los vendehumos que auguran que la IA sustituirá a ciertos trabajos creativos, aquí va una pequeña dosis de dura realidad.

Un nuevo desastre se une a la larga, larguísima, lista de desaguisados creados por trabajadores de distintas ámbitos que creen que pueden usar los asistentes de Inteligencia Artificial (que no, no son inteligentes) para sustituir parte de su trabajo.

Es esta ocasión el desastre lo desencadenó el copywriter del trailer de la nueva superproducción de Francis Ford Coppola, Megalopolis.

Qué hacer cuando no hay reseñas positivas de tu película.

La película tuvo un preestreno en el pasado festival de Cannes, que no causó una muy buena impresión en una gran parte de los críticos. Así que los publicistas de Lionsgate, la productora encargada de la distribución de la cinta, vio que no podía apoyarse en las reseñas positivas para promocionar la película ante su próximo estreno en las salas. Así que se les ocurrió una muy buena idea, exponer las críticas negativas que los anteriores trabajos del famoso director habían suscitado en su día, y contrastarlas con la fama y el reconocimiento, tanto de público como de crítica, que tienen esas películas hoy día.

Qué no hacer cuando no hay reseñas positivas de tu película.

Pero el el creativo publicitario de turno encargado de la tarea parece que creyó que las herramientas como ChatGPT pueden sustituir tu trabajo de ir a Google a buscar las reseñas originales. En lugar de esa tarea, que no es una que te pueda ocupar más de unas horas de la mañana, parece que directamente le preguntaron a un asistente de IA. Y claro, la IA hizo lo que está programada a hacer: crear contenido a partir del promt (indicación) que tú le des.

Si orientas a la IA de que lo que quieres es una ristra de reseñas negativas de una película, la IA va a creártelas sin problemas, y van a parecer muy creíbles. Ya vimos en un artículos anterior cómo funcionaba la Inteligencia Artificial Generativa, por lo tanto no es un fallo de la tecnología en sí, sino del cómo la usamos.

Dejadez crónica.

Lo triste de la historia es que la campaña hubiera sido muy creativa e interesante si no se hubiera descubierto a las pocas horas de lanzar el trailer (y a las pocas horas siguientes desapareciera de Internet) que las reseñas que aparecían en la pieza promocional nunca habían sido escritas por sus supuestos críticos para las películas citadas. Aunque es cierto que los críticos reseñados no fueron indulgentes con las películas, las frases que aparecen como suyas en el trailer no fueron nunca publicadas. Esas frases fueron una completa invención de la IA.

Cuando muestra reseñas de «El Padrino«, el ya desaparecido trailer citaba a Pauline Kael, de The New Yorker, que según aparece en pantalla la calificaba como «diminished by its artsiness (disminuida por su artisticidad)», mientras la cita «sloppy self-indulgent movie (descuidada película autoindulgente)» aparece en pantalla firmada por Andrew Sarris, de Village Voice, pero esos críticos nunca escribieron esas frases realmente. También se mostraba una cita de Roger Ebert calificando «Drácula» como un «triumph of style over substance (triunfo del estilo sobre la sustancia)» cuando en realidad esa frase aparecía en su crítica al «Batman» de 1989 y no en la de la película de Coppola.

Los asistentes de IA (en realidad, LLM, modelos de lenguaje de gran tamaño) son herramientas de apoyo, no sustitutivas.

Que sirva esto, una vez más, de ejemplo de que no debes creerte lo que te suelte un asistente de IA cuando le haces una consulta. Lo siento, puede que tengas suerte y que realmente lo que que obtengas de la herramienta sea real, pero hay muchísimas posibilidades de que haya inexactitudes, referencias cruzadas, o directamente alucinaciones, creaciones totalmente absurdas pero expuestas de una manera que parezcan totalmente plausibles.

Asegurarse de que los hechos expuestos en un texto son ciertos es la responsabilidad de quien lo firma. Si no quieres acabar siendo despedido, como ha pasado en este caso, en el que el Marketing consultant Eddie Egan ha visto como su contrato de años con Lionsgate se ha ido al garete.

Imagen de portada de Fabian Gieske

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