Los apuros económicos son en muchas ocasiones el revulsivo que necesita una empresa para innovar y arriesgarse. Uno de los mejores ejemplos de eso es Playmobil, o la empresa que está detrás de estos muñequitos de 7 cms y medio que siempre sonríen, Brandstätter GmbH & Co KG.
Con la crisis del petróleo encima, la empresa alemana, que fabricaba grandes artículos de plástico como el famoso «hula-hoop», decide que debe reducir el tamaño de sus productos para no verse tan afectada por los vaivenes del mercado del crudo. Esta tarea recae en Hans Beck, que debe desarrollar juguetes de menor tamaño. Ideó unos vehículos de ruedas inferiores a los que hacían hasta entonces y decidió introducir en ellos unas figuras articuladas (para que pudieran sentarse). La tarea de desarrollo le llevo tres años, y al final, más que en los vehículos, acabó centrándose en las figuras y sus accesorios.
Beck desarrolló la figura observando los dibujos que hacen los niños: Cabeza y ojos grandes, sonrisa, sin detalles como nariz u orejas. Y las creo de un tamaño que cupiera en sus manos y fueran fácilmente transportables en los bolsillos de los pantalones de los niños. Se las dio a los niños y observó cómo se comportaban con las figuras, a partir de ahí creo una serie completa a la que dio el visto bueno Brandstätte. Como el objetivo era aprovechar la imaginación del niño para crear fantasías propias, Playmobil proporcionaba al niño los objetos con los que el niño creaba la historia. Y como a los niños les gusta recrear lo que ven, las primeras colecciones estuvieron basadas en lo que les rodea (directa o indirectamente al niño), como los indios que veían en las películas de oeste, trabajadores de la construcción, policías o personales de caballería. La presentación pública de estas series sería en 1974.
Las colecciones fueron creciendo a lo largo de los años, pero las figuras permanecieron con el mismo diseño durante décadas. Poco a poco fueron introduciéndose variaciones, como figuras de niños, las manos de las figuras se podrán girar, y hasta un cambio reciente en el pelo, que ahora es más realista. Pero las figuras en lo básico siguen siendo las mismas, destacadas sobretodo por su gran sonrisa.
El éxito de Playmobil hizo que en las década de los 70 y 80 se licenciara su fabricación en algunos países, entre ellos España, motivo por lo que aquí no conocemos los de nuestra generación (los treintañeros) a estas figuras como Playmobil, sino como los clic de Famobil. Y es que en España y Portugal el producto fue comercializado por Famosa, que le cambió el nombre. Años después (ya los de nuestra generación convertidos en adultos), los juguetes serían distribuidos directamente por Playmobil España, recuperando así su nombre.
Beck murió a finales de enero de 2009, pero dejó tras de sí un ejemplo de imaginación tanto empresarial, como industrial, que demuestra que de las situaciones «complicadas» puede salir nuestro mayor éxito. Y ahora estamos en una situación «muy delicada». Pongámosle una sonrisa.
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