Si Facebook nos ha demostrado algo es que, como sociedad, somos una miseria. Y es que ya hace años que la empresa demostró que las mal llamadas redes sociales – que en realidad son redes de difusión, y sería así como deberíamos referirnos a estas, ya que hace una década que el componente social desapareció de ellas pasando a ser meros difusores de contenidos audiovisuales y de opiniones – han causado más daño a la democracia global que bien, además de problemas mentales en una gran parte de la población y de haber ayudado a deponer gobiernos y llevar ilegítimamente a otros al poder.
Pero dejando al lado que como sociedad responsable no hemos hecho nada para llevar finalmente a la justicia a la corte de Mark Zuckerberg por sus atrocidades, vemos ahora estupefactos como algo aún peor, si eso era posible, asoma por la puerta, y parece que le se la abrimos más, para que entre bien, sin un rasguño. Hablamos de la empresa de origen chino ByteDance y su aplicación estrella TikTok.
Una aplicación peligrosa desde sus principios.
Los profesionales tecnológicos llevan años, desde su irrupción en occidente en 2018, advirtiendo de los peligros de la aplicación dirigida a los menores inicialmente, pero que ahora tiene a un target mucho más amplio.
Esas advertencias de la peligrosidad de la empresa están justificados ante la evidencia de que la misma, desde abril de 2021, está participada por una empresa de propiedad estatal china vinculada a su Administración que dispone de un puesto en su junta, aparte de que, como ocurre con muchas empresas chinas, ByteDance es vigilada por un comité interno del PCCh. Esto significa en la práctica que los datos de los mil millones de usuarios activos, y toda la información de lo que hacen y cómo lo hacen va a parar al Partido Comunista de China. Y si ya partimos de que sabemos lo que hizo una empresa privada como Meta/Facebook con la gran cantidad de datos estructurados que poseían para desestabilizar países e influenciar en elecciones, imaginemos el poder potencial que se le ha dado al gobierno de una nación extranjera con muchos intereses geopolíticos y macroeconómicos.
El uso de TikTok por las empresas está aumentando su fama e influencia en todo el mundo.
Pero centrándonos en evidencias y no especulaciones, TikTok no es sólo potencialmente un caballo de Troya que puede usar China para manejar a la opinión pública occidental a su antojo, es que lleva años cometiendo burradas de todo tipo, ante la impunidad social de, parece, todo el mundo, pero sobretodo de las empresas privadas occidentales, que – viendo el enorme público de la plataforma – no paran de utilizar la misma para sus propios intereses, ya sean entidades deportivas, musicales, o comercios. Esta alimentación, yo te doy contenido y llevo mi público a tu red, legitima aun más la aplicación ante un mayor público potencial.
Y es que la aplicación ha mentido sistemáticamente, utiliza ilegalmente datos de menores, vigila la actividad de sus usuarios, incluso lo que teclean, es una fuente habitual de desinformación, sobretodo entre los más jóvenes, su buscador proporciona resultados llenos de barbaridades en más de un 20% de los casos, y según una investigación de la BBC, TikTok se enriquece con los videos de refugiados que piden ayuda desde Siria.
Nos detenemos en este punto, porque nos puede ayudar a ver cuál es la mentalidad de una empresa como ByteDance. La investigación de la BBC es esclarecedora para mostrarnos la falta completa de moral, compromiso social y ética de la empresa.
Usando a los refugiados para hacer dinero.
Unos «intermediario de TikTok» acuden a los campos de refugiados ofreciéndoles la posibilidad a las familias allí presentes a que hagan vídeos mendigando dinero. De ese dinero que se recauda, una parte se la llevan estos intermediarios, y otra TikTok directamente. BBC quiso hacer una prueba real de cuánto se llevaba un refugiado, y qué parte TikTok, que se suponía era aproximadamente el 60%. Con las comisiones incluidas, solo 19$ de los 106$ donados que utilizó la BBC para hacer la comprobación real llegaron a su destino. Un escaso 17% es lo que llega al que pide la donación. Quien gana con este modelo de negocio que explota la buena fe de los usuarios de la plataforma es TikTok.
Como ejemplo real, Dowkan Hamdan Al-Khodr quería recaudar dinero para la operación de corazón de su hija. Después de ocho días de pedir en TikTok Lives, solo consiguió 14$. Si eso es lo que le llegó al refugiado, imagina lo que ganó TikTok.
Si tenemos en cuenta que la mayoría de estos vídeos cuentan con niños que mendigan frente a la cámaras durante horas, esto supone de facto una explotación de menores. Algo que, supuestamente, va contra las normas de la plataforma. Basándose en estas normas de uso, los responsables de la investigación denunciaron a través del mecanismo de la aplicación a más de 30 de estas cuentas con niños mendigando. En ese momento, TikTok dijo que «no hubo una violación de las normas» en ninguna de las cuentas. Sólo una vez que BBC directamente contactó con TikTok, la aplicación prohibió todas las cuentas.
La inmovilidad nos llevará, de nuevo, al caos.
Esta es la aplicación que más crecimiento tiene en el mundo, que más gente joven usa, y por la que apuestan las empresas para hacer promoción de sus vienes y servicios. Si con Facebook nos habíamos encontrado con el diablo digital, ahora estamos frente al horno crematorio. Dirigiéndonos allí como sociedad. Sin que nadie parezca hacer nada. Bueno, menos Trump, que intentó parar los pies a ByteDance en EEUU. Más paradójica no puede ser la cosa. Bizarra también.
Imagen de portada de Super Snapper en Unsplash
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