Cárcel de cristal

El arquitecto austriaco Josef Hohensinn es el artífice de uno de los centros penitenciarios más sofisticados del mundo, situado en la localidad austriaca de Loeben y que, con sus espacios verdes, sus coloridas estancias para ocio y sus paredes acristaladas, rompe con la estética de la prisión tradicional.

¿Cuántos diseños de cárceles hay? Eso es algo que a todos los que somos ajenos al mundo penitenciario se nos escapa. El otro día hablando con mi amigo Gerard hizo que me interesara por el tema, que ya me adelantó que existían distintas ideologías sobre cómo se debe organizar (sobre el plano) una cárcel y que en España hay activas distintos modos de gestión de estos recintos.

La arquitecta española Blanca Lleó, junto con Emilio Muñón y Javier Maroto, formó en los ochenta el grupo de arquitectos recién licenciados a los que el Ministerio de Obras Públicas encargó revisar los modelos de cárceles a tenor de la primera Ley de Régimen Penitenciario de la democracia española. Su equipo abrió las penitenciarías «a las características de una arquitectura digna, higiénica, saludable», donde los presos disfrutan del «derecho al trabajo remunerado, a un economato. En definitiva, a una vida digna».

25 años después nos encontramos con la revisión del siglo XXI de «la cárcel». El arquitecto austriaco Josef Hohensinn es el artífice de uno de los centros penitenciarios más sofisticados del mundo, situado en la localidad austriaca de Loeben y que, con sus espacios verdes, sus coloridas estancias para ocio y sus paredes acristaladas, rompe con la estética de la prisión tradicional.

«La privación de libertad es pena suficiente. A partir de ahí, es importante que a través de la calidad de la construcción no se arranque a las personas de la vida normal, puesto que con ello se logra también una mejor reinserción social. No se puede hablar de lujo y, de hecho no es una cuestión de dinero, sino de voluntad de llevar a cabo una arquitectura más agradable para la vida». Habla Hohensinn así sobre su proyecto.

Pero en realidad, la cárcel es tan «acogedora» porque el proyecto abarcaba una intervención global, el Centro de Justicia de Leoben. El equipo de arquitectos decidió, acertádamente, hacer un proyecto único en estética, y no diferenciar ente los distintos usos del complejo (tribunal, oficinas y cárcel).

La ubicación del conjunto del Centro de Justicia le hace tener vistas sobre toda la ciudad, detrás suya se sitúa la prisión. El edificio del tribunal – con su fachada que da a la ciudad – está planteado como un lugar abierto, transparente a su estructura, de ahí que sea de cristal, para transmitir la nueva la imagen de la administración de justicia. No se buscaba un «Palacio de Justicia», sino un edificio de servicios moderno, abierto, luminoso, cerca de los ciudadanos.

La estructura básica consiste en una entrada, un área administrativa, otra para visitantes, un nivel de distribución a través de las instalaciones de las unidades de detención; después, el sistema de pabellones, que es extensible tanto horizontal como verticalmente.

En Leoben, el conjunto es muy compacto, y el criterio más importante de organización y de diseño ha sido optimizar la calidad de la residencia para los empleados y los reclusos. Estos objetivos se han perseguido en materia de vivienda, trabajo y ocio, para el día a día, con el objetivo final de llevar la vida «real» de fuera de la cárcel dentro de ella, y así mejorar las posibilidades de rehabilitación.

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Dirección: A-8700 Leoben, el Dr. Hanns-Grande-Straße 7 y 9
Inicio: Noviembre 2002 / Finalización: noviembre de 2004
Superficie: 16.962 m² / superficie bruta: 27.346 m²
Coste de la construcción: 46 millones de euros
Propietario: Federal mbH, Viena / usuario y inquilino: el Ministerio Federal de Justicia, Viena
Premio Estiria 2004[/notification]

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