Este año raro merece anuncios raros

El oddvertising está de regreso. Anuncios raros, extraños, indescifrables, divertidos e impactantes. A tono con el año.

Hubo una época en la que a las agencias les dio por usar el impacto como elemento de ventas para sus anunciantes. Los anuncios raros (oddvertising) son aquellos que no se centran en mostrar las ventajas del producto en sí, de hecho puede ni aparecer, sino en dejar intrigado al espectador. Casi en estado de shock. Para ello puede contar una historia que no tiene nada que ver con el producto. Lo importante aquí es dejar impactado al target del cliente, sea como fuese. Y qué mejor que 2020 para que esta tendencia hacia lo bizarro regrese.

Esta campaña filipina de RC Cola demuestra que lo raruno está de regreso:

Esta pieza es la segunda de una campaña que comenzó el mes pasado, en el que el fabricante de refrescos filipino estrenó un anuncio centrado en un niño que regresaba a casa de la escuela para enfrentarse a su madre por que creía que era adoptado. Ella le demuestra que es su madre de una manera que no te esperas.

No eres el único que se queda con la cara de ¡¿WTF?! A todos nos ha pasado, porque eso es precisamente lo que RC Cola y su agencia de publicidad, Gigil, pretenden. El director de la agencia, Jake Yrastorza, justifica la bizarra campaña, que lleva la palabra basta como eslogan, algo así como «lo que sea» o “whatever” en inglés, porque el objetivo es dirigirse a los consumidores de la Generación Z.

Ellos viven el momento. No necesitan una lista de razones antes de hacer algo. Pueden hacer o comprar algo porque… bueno, ya sabes, lo que sea. No hay necesidad de dar más razones. Nos apropiamos de esa actitud e hicimos que la marca lo defendiera, convirtiendo a RC un reflejo de nuestro consumidor.

Jake Yrastorz, director de la agencia Gigil

Pero el oddvertising, la tendencia hacia el anuncio raro, tuvo su momento de gloria hace poco más de 10 años, cuando las marcas crearon piezas hilarantes, raras. El término fue acuñado a mediados de la década pasada para describir los anuncios cada vez más extraños que las marcas estaban produciendo, especialmente de refrescos, dulces y comida rápida, con los que se quería llamar la atención de la gente de manera más inmediata ante la llegada de las distracciones digitales emergentes como YouTube y las redes sociales.

Algunos ejemplos de esos chirriantes anuncios indescriptibles:

Burger King decidió crear pesadillas, y vender hamburguesas, con una nueva versión de su mascota, El Rey, con cabeza de plástico, sonrisa congelada y muy creepy.

Los caramelos Skittles apostaron por hacernos creer que estábamos frente a una pieza de imagen real de «Tiempo de Aventuras».

McDonald’s no iba a ser menos que su eterno competidor, así que desde Suecia han decidido «redescubrir» sus arcos dorados, eso sí, con una estética noventera.

Un ejemplo de que lo raruno está de vuelta nos lo confirma la minipelícula-anuncio-culebrón de 15 minutos de duración llamada «Una receta para la seducción» de KFC.

Craig Allen fue el director de arte en TBWA Chiat Day New York hace una década y responsable de muchos de los mejores spots de esa época para Skittles, Starburst y otros. Suya es también la campaña de Old Spice «Man Your Man Could Smell Like» mientras estaban en Wieden+Kennedy.

Allen opina que «durante el último año, todos hemos buscado consuelo en las cosas más familiares, y las marcas se han contenido ante la incertidumbre global. Necesitamos… algo diferente, las marcas que tengan éxito en esta nueva normalidad serán las que no tengan miedo de tomar riesgos y los tomen con confianza. Es hora de entretenerse de nuevo».