Frugal. Del lat. frugālis.
- adj. Parco en comer y beber.
- adj. Dicho de una cosa: Propia de una persona frugal. Vida, almuerzo frugal.
En julio de 2025, la tasa de desempleo juvenil en China alcanzó el 17,8%, la más alta en 11 meses. En 2023 el desempleo juvenil llegó a un récord del 21,3% en junio lo que llevó a las autoridades a suspender temporalmente la publicación de estos datos y a cambiar la metodología de cálculo.
En China el consumo apenas alcanza el 39% del PIB, frente al 60% de otras economías.
Con este nivel de desempleo juvenil, que lleva cerca del 20% desde hace tiempo, un alto porcentaje de graduados universitarios, incluso con másteres, aceptan trabajos como repartidores, según dos grandes empresas de reclutamiento en Pekín. Esta realidad también genera que muchos jóvenes urbanos con empleo vivan con el temor constante de quedarse sin trabajo.
Un desempleo juvenil tan elevado no solo genera incertidumbre, sino que también permite a las empresas en apuros recortar salarios, por lo que los jóvenes se ven presionados a conformarse con remuneraciones más bajas o a competir en un entorno laboral cada vez más exigente y saturado.
Esto se suma a la crisis inmobiliaria, que parece no remitir, y que mantiene a los jóvenes chinos en casa de sus padres, con pocas expectativas de poseer una vivienda propia en las grandes ciudades.
Hay un desajuste entre las cualificaciones con las que la gente termina la educación superior y la demanda laboral existente (…) La tecnología no es realmente un sector que requiera mucha mano de obra.
George Magnus, investigador asociado del Centro de Estudios Chinos de la Universidad de Oxford
Si, históricamente, la mentalidad del pueblo chino ha sido siempre ahorrativa, ante la incertidumbre actual, cada vez más personas optan por guardar sus ingresos en vez de consumir, y esta actitud de precaución se acentúa cuando prevén que la situación económica podría empeorar.
Por eso, en las redes sociales chinas abundan los consejos y trucos para estirar el dinero al máximo. Ahora, llevar un estilo de vida austero y gastar solo lo esencial se ha convertido en una tendencia.
Los jóvenes profesionales chinos enfrentan el desafío de que su país está en medio de un complejo cambio: dejar atrás su modelo tradicional de fabricación a gran escala y bajo costo para convertirse en una economía basada en la innovación y la tecnología avanzada. Sin embargo, este nuevo enfoque industrial suele demandar menos mano de obra, lo que limita las oportunidades para los recién graduados. De ahí que los jóvenes sean reacios a gastar y hayan disminuido su consumo.
Esta situación resulta particularmente crítica para China, que basa gran parte de su crecimiento en fuertes inversiones en sectores clave y en las exportaciones, una estrategia que se vuelve especialmente vulnerable en el actual contexto de alta tensión e inestabilidad geopolítica (Trump, Israel, Ucrania…). Sin un consumo interno fuerte, su dependencia de las exportaciones no baja, aunque su posición como «fabrica del mundo» se tambalea desde la pandemia.
Los chinos han sido tradicionalmente ahorradores, lo que no sienta bien al consumo.
Pese a que el gobierno chino lleva años implementando políticas para fomentar el consumo interno, los resultados no han logrado el impacto esperado. El consumo privado sigue siendo bajo: apenas alcanza cerca del 39% del PIB, una cifra muy por debajo del 60% que registran la mayoría de las economías avanzadas.
Desempleo juvenil, crisis inmobiliaria, cambio de modelo productivo, sueldos que bajan, gran oferta de trabajadores altamente cualificados: un cóctel explosivo que ha llevado a los jóvenes a controlar su consumo, lo que a su vez hace aflorar el riesgo de deflación.
Los jóvenes chinos tienden a retrasar sus compras importantes a la espera de que los precios bajen. Sin embargo, esta espera prolongada puede generar un círculo vicioso: las empresas, al ver menos demanda, terminan reduciendo los precios, lo que a su vez incentiva a la gente a seguir esperando para obtener un mejor precio, perpetuando así la caída del consumo.
Ser frugal (vivir con lo mínimo) está de moda.
Esto supone una mayor presión para un sistema, que ya de por sí afronta un consumo menor de lo deseado, ya que al bajar los precios, los costes de fabricación se vuelven insostenibles y las empresas deben cerrar, lo que, a su vez, supone menores puestos de trabajo disponibles para los que se incorporan a la vida laboral.
Para revertir esta tendencia, sería clave generar mayor confianza en los jóvenes de 20 a 30 años, por ejemplo, fortaleciendo la protección social o elevando el salario mínimo. Aunque el gobierno chino ha probado algunas iniciativas, como subsidios para renovar vehículos, electrodomésticos y otros bienes, hasta ahora estas acciones no han logrado reactivar el consumo de manera sustancial.
Por ahora, ser frugal en China, está de moda.
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