Mitos del diseño: Inés Rosales

Inés Rosales vendía sus tortas dulces, crujientes y aromáticas, y elaboradas con aceite de oliva en la concurrida estación de trenes de Sevilla en 1910. Hoy día las tortas se comercializan con el mismo papel translúcido, monocromático y a prueba de grasa, lo que implica la conservación de la historia del envase.

Al principio, Inés Rosales vendía sus tortas dulces, crujientes y aromáticas, y elaboradas con aceite de oliva, en la concurrida estación de trenes de Sevilla en 1910.

Originariamente, las empaqueta en cajas de madera recubiertas de un papel a prueba de grasa para protegerlas de la humedad y para que se conservaran crujientes. Sus sistemas de empaquetado fueron evolucionando con el tiempo con el fin de garantizar que el producto permaneciera crujiente y para evitar que los consumidores acabaran con las manos llenas de aceite.

Alrededor del año 1934, las tortas empezaron a envolverse individualmente en papel a prueba de grasa. En la década de 1960 también se podían comprar en paquetes de 6. En 1988, el negocio cambio de manos. El nuevo propietario quería que la empresa creciera y empezó el proceso de revitalización de los envases.

Las cualidades artesanales de estas tortas elaboradas a mano se consagran en estos nuevos envases que conservan su legado y se aseguran un lugar en el mercado internacional como producto regional. El hecho de usar un papel translúcido, monocromático y a prueba de grasa implica conservar la historia del envase y la excepcionalidad del hecho de que las tortas se envuelvan a mano. El brillo del papel también transmite el carácter apetitosamente empalagoso del producto.

Envase: Tortas Inés Rosales.
Cliente: Inés Rosales, España.
Ultima revisión del diseño: 2007.
Diseñador: Juan Moreno.

Más información:

Extraído de: