Que la falta de humildad es lo que nos ha llevado a donde estamos ahora mismo, es quizá la única de las certezas que manejamos. Desde la falta de humildad genérica de los humanos al creerse por encima de una naturaleza, que siempre está llevando a los límites a las especies, para testar su resistencia; hasta la falta de humildad de los occidentales ante la propagación y contención de las enfermedades que suelen azotar Asia cíclicamente.
Pero la falta de humildad de los individuos se ve mucho más clara, y de manera continua, con solo salir a la calle, leer algo por Internet o escuchar cualquier medio de difusión.
Porque la mayor falta de humildad se manifiesta en esa supuesta clarividencia y sabiduría que parecen atesorar en sus palabras la gran mayoría de personas que recitan a los vientos cualquier opinión que tengan sobre cualquier tema. Todos parece que tenemos una opinión, y el derecho y deber de manifestarla, independientemente de si sabemos o no de lo que hablamos.
Crear ruido, y cuanto más ensordecedor, mejor. Opinar. Cuñear. Vociferar. Y creerse más listo, más sabio, más formado, más enterado, que el de al lado.
Por eso, para ponernos en nuestro sitio, igual sería muy recomendable ponerse a escuchar por las mañanas a Los Punsetes y su «Opinión de mierda«.
Y antes de irnos a dormir, no olvidar nunca disfrutar de Ojete Calor y su «Opino de que«.
Igual así, conseguimos ser más conscientes de nuestras limitaciones, y de que no somos ningún oráculo de la sabiduría.
E igual conseguimos que haya menos ruido.
