Coronavirus, una cronología

El coronavirus SARS-CoV-2 es genéticamente similar en un 80% al que causó el SARS en 2002. Si una vacuna hubiera pasado entonces por los procesos necesarios para su aprobación, esta hubiera podido adaptarse más rápidamente al nuevo coronavirus. Se tendría ya la experiencia para ver dónde surgen problemas con la vacuna y cómo resolverlos.

Al leer el artículo de BBC Mundo acerca de cómo se dejó pasar la oportunidad de tener una vacuna para el coronavirus del 2002, el SARS original, que hubiera servido de base para crear la del virus que nos asola en 2020 y así acelerar enormemente su creación, me puse a leer un poco sobre el tema y de ahí surgió la idea de crear una sencilla cronología de los hechos, para ver de un vistazo dónde nos perdimos.

Desde que surgió la alerta sanitaria por el SARS, síndrome respiratorio agudo severo, causado por el coronavirus SARS-CoV, en 2002, los científicos de Asia, EEUU y Europa se pusieron a trabajar para crear una vacuna efectiva, a pesar del enorme retraso con el que China informó de la existencia del brote.

Secuenciar el genoma del virus es el primer paso, ahí empieza la carrera para conocer al patógeno y saber cómo pararlo. Pero la carrera se pararía, a pesar de las advertencias de la comunidad científica, cuando en 2004 China anunciara que la epidemia estaba controlada. Crear una vacuna es laborioso, lo que significa costoso, por eso los laboratorios de las empresas farmacéuticas solo se centran en crear fármacos para aquello que tenga salida. Una epidemia controlada no la tiene. Y los fondos fueron para otro lado.

Pero los científicos volverían a insistir en la necesidad de tener una vacuna contra estos patógenos en 2012 cuando surgiría otro coronavirus, el MERS-CoV, causante del MERS, síndrome respiratorio del Medio Oriente, que como el SARS, se originó en animales y pasó a humanos.

Algunos laboratorios siguieron trabajando en la búsqueda de la vacuna, tanto en Europa, a través del programa de la UE abandonado en 2008, como en EEUU, incluso en España, donde Científicos del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC (CNB-CSIC) consiguieron desarrollar una vacuna contra el SARS en ratones en 2015, pero al final todas fueron abandonadas.

Incluso después del MERS de 2012, este aún ni siquiera está considerado como erradicado, la despreocupación por la búsqueda de una vacuna siguió. Lo que es entendible dentro de la esfera privada y su búsqueda de beneficios, pero no así dentro de las responsabilidades públicas.

Esperemos que esta pandemia, de cuya posibilidad ya avisó la OMS en septiembre de 2019 en un informe con el desgarrador título Un Mundo en Riesgo y donde ya advertía de que «El mundo no está preparado para una rápida y virulenta pandemia de patógenos respiratorios», ayude a entender a los ciudadanos la necesidad de exigir a sus representantes políticos una inversión continua en investigación y desarrollo. Tanto médica como social.

Referencias: